Si Cala Mosca era un paraíso, ahora es, además, una expresión de arte. Así lo entiende al menos el colectivo nudista que el pasado domingo utulizaban sus cuerpos para protestar contra la construcción de más de 2.000 viviendas en el entorno natural.
Si Cala Mosca era un paraíso, ahora es, además, una expresión de arte. Así lo entiende al menos el colectivo nudista que el pasado domingo utulizaban sus cuerpos para protestar contra la construcción de más de 2.000 viviendas en el entorno natural.