Ya lo habían avisado: solo los valientes aguantarían el chupinazo. Y así fue. La plaza del ayuntamiento de Dolores estaba a rebosar el pasado sábado. Había una razón de peso: el chupinazo de las fiestas patronales. Tres años sin poder celebrar esta cita que se ha convertido en todo un acontecimiento en la Vega Baja.